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Entonces Abisai dijo a David:

—¡Hoy ha entregado Dios a tu enemigo en tu mano! Ahora pues, déjame que lo hiera con la lanza. Lo clavaré en la tierra de un solo golpe, y no tendré que darle un segundo.

David respondió a Abisai:

—No lo mates, porque ¿quién extenderá su mano contra el ungido del SEÑOR y quedará sin culpa? 10 —Dijo además David—: Vive el SEÑOR, que el SEÑOR mismo lo herirá; o le llegará su día, y morirá; o irá a la guerra, y perecerá.

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